El Movimiento Universitario Sur se suma a la juntada de firmas por el reemplazo de la imagen de Julio A. Roca por la de Juana Azurduy en los billetes de $100
Protagonismo y participación por los derechos de las mujeres
A pesar que las mujeres son mayoría en el ámbito universitario, su participación no se ve reflejada en los principales espacios de poder de manera generalizada, no se contemplan políticas sistemáticas en torno a lograr la igualdad de género en las facultades ya sea para docentes, no docentes o -y principalmente- estudiantes. La falta de Centros de Desarrollo Infantil para aquell@s que tienen hij@s y necesitan de un espacio en la facultad donde puedan quedarse mientras se dictan las cursadas es uno de los ejemplos más visibles.
Ahora, si en términos políticos o gremiales que impulsen los derechos y la participación de las mujeres la Universidad se encuentra atrasada, también resulta llamativo y preocupante la falta del tratamiento de esta problemática en los contenidos de nuestras carreras. Teniendo en cuenta que las Universidades de nuestro país son una de las principales productoras y reproductoras de pensamiento, es llamativo que brillen por su ausencia cátedras que tomen la problemática y la perspectiva de género. Más llamativo es que esto no sorprenda a nadie, que no exista debate sobre el rol protagónico de las mujeres en nuestra sociedad, en la historia en general. La importancia que la Universidad comience a debatir los estudios de género apuntan no solamente a hacer visible a la mujer en la sociedad no sólo para incorporar el tema de la mujer a la producción intelectual tradicional sino para modificar los fundamentos de esa producción, para lograr un cambio social dirigido al desarrollo de relaciones más igualitarias entre mujeres y hombres en todas las situaciones de vida.
No sólo es cuestión de billetes.
Por todo esto es que desde Movimiento Sur venimos impulsando el debate de abordar las problemáticas de género en las facultades y por la misma razón es que nos sumamos a la campaña por reemplazar la imagen de Julio A. Roca por la de Juana Azurduy en los billetes de $100. Creemos que esta campaña impulsa una discusión en nuestra sociedad que es importante, porque busca sacar a las mujeres de la sombra de la historia y ponerlas en el lugar protagónico que se merecen. También creemos que la Universidad tiene que ser parte de este debate, y por eso es que te convocamos a firmar el petitorio y ayudarnos en difundir la campaña por la aprobación del proyecto de ley presentado por la Diputada Nacional Cecilia Merchán.
¿Quién es quien?
Julio Argentino Roca fue nombrado ministro de guerra por Avellaneda en 1878. El nuevo ministro se propuso avanzar sobre los territorios indígenas que jamás habían podido ser conquistados ni por Incas, ni por españoles. La necesidad del nuevo Estado Argentino de hacerse con nuevas tierras que le permitieran profundizar y afianzar un modelo agroexportador que sólo beneficiaba a una pequeña élite, llevó a una de las campañas más crueles de la historia argentina. El ejército liderado por Roca, no sólo asesinó a las tropas de los diferentes pueblos de Pampa y Patagonia que se resistieron a perder su soberanía, sino que además envió al resto de la población a campos de concentración o a diferentes provincias del país donde muchos fueron vendidos como mano de obra esclava. Este fue el caso de niñas y mujeres indígenas que fueron vendidas en el puerto de Buenos Aires donde las esperaban ansiosas "damas de la sociedad porteña". De esta manera -asesinando y borrando la identidad indígena con los traslados de población- la oligarquía terrateniente no sólo se quedaba con las tierras de estos pueblos originarios, sino también con sus hijos: la "civilización había triunfado". El intento de exterminio físico y cultural conocido como "la campaña al Desierto" fue el primer genocidio que cometió el Estado Nacional, y a partir de ese origen es que se consolidó la oligarquía terrateniente argentina.
Juana Azurduy fue hija de padre criollo y madre indígena y durante su infancia ella aprendió el quechua y el aymara. Esto le permitió en los años de lucha poder relacionarse con la gente del pueblo, las tropas de Juana estaban compuestas de más de 6000 indígenas entre hombres y mujeres. Junto con su marido, Manuel Padilla, se puso bajo las órdenes de Belgrano, quién la nombró Teniente Coronela en reconocimiento de su lucha, heroísmo y entrega a la causa por la libertad de los pueblos de América del dominio español. Tras la muerte de Padilla y sin el apoyo de Buenos Aires, Juana, no se rindió. Pudo reorganizar su ejército y se dirigió a Salta para continuar la lucha junta a Güemes. Murió en la pobreza y el olvido a los 82 años . "Ojalá que cuando cobremos los sueldos nos mire desde los billetes esa madre puro coraje, que perdió a su marido y a tres de sus hijos pero no se rindió. Montó a caballo y dijo: aquí estoy, en el combate por la verdadera libertad. Una mujer heroica. Ni al derecho ni al revés. Entera." (Osvaldo Bayer, Página 12, 2-8-08).
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