Criticadas como un instrumento distorsivo, confiscatorio, las retenciones también son alabadas como una medida redistributiva y antiinflacionaria, razonable en un contexto de precios internacionales récord. ¿Qué son en realidad? ¿Quiénes las aplican? ¿Qué gravan? ¿Cuáles son sus efectos macroeconómicos y distributivos?
1. ¿Son las retenciones un invento argentino? En ausencia de firmas estatales que exploten de manera directa los recursos, las retenciones a las exportaciones de productos de base primaria son una forma alternativa de captar socialmente las rentas procedentes del suelo y el subsuelo nacional. Se trata de un instrumento admitido por la Organización Mundial del Comercio (OMC) y utilizado por un tercio de sus naciones miembro (3).Casi 50 economías en el mundo aplican impuestos específicos a las exportaciones de arroz, café, carbón, aceites, bananas, avellanas, maderas y diamantes en bruto, entre otros. Algunos ejemplos destacados son Turquía, India, Malasia, Indonesia, Tailandia,Sudáfrica, Costa Rica y Colombia.
2. ¿Son "legítimos" los derechos de exportación? La diferencia entre la ganancia normal que se obtiene al producir en tierras de peor calidad y la sobreganancia que aparece en las tierras más fértiles es lo que la economía política denomina "renta diferencial de la tierra". Es, en todo, equivalente a la renta de un monopolio.Las retenciones no gravan por lo tanto -que tienden a su nivel medio o normal- sino la renta de la tierra basada en las extraordinarias condiciones agroecológicas del suelo argentino. Por ello, no son sustituibles ni equiparables al impuesto a las ganancias, ni menos aun confiscatorias: el Estado no puede quitarle al productor aquello que le pertenece.
3. ¿Atentan las retenciones contra la rentabilidad? El margen bruto por hectárea -es decir, los ingresos menos los costos- de los principales cultivos no sólo no ha disminuido, sino que hoy es un 38% superior al margen de la campaña 2006/2007 y un 88% superior al período 2005/2006, aun bajo la aplicación de las retenciones móviles (ver cuadro Nº 1). La comparación con el margen promedio de la actividad en la década de 1990 es todavía más favorable: con la aplicación de retenciones a la rentabilidad actual es un 138% superior a la vigente entre 1991/2001.
4. ¿Son las retenciones antiinflacionarias? Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el precio mundial de los alimentos se ha encarecido en un 45% en los últimos nueve meses, y en diciembre pasado se registró el alza mensual de precios más alta en 20 años. (...) Las retenciones se interponen entre elprecio mundial y el precio interno, reduciendo este último aun frente a aumentos del primero. En otros términos, los derechos de exportación favorecen el desacople de los precios internos y los mundiales. Las retenciones móviles refuerzan esta desvinculación, ya que establecen un techo a los precios cobrados por los exportadores, al aumentar el nivel de la alícuota a medida que crecen los precios internacionales.
5. ¿Cómo ayudan las retenciones a la diversificación agropecuaria? En el caso de la carne, la opción por la agricultura suele implicar la liquidación de stocks y, consecuentemente, una menos producción ganadera en el mediano plazo, con su consiguiente efecto sobre los precios locales. Al interior de la producción agrícola la ecuación es similar: la mayor rentabilidad relativa de la soja ha desplazado territorialmente la producción de otros cultivos y, además, se ha reflejado en una mayor tasa de expansión vis-a-vis del trigo y del maíz, entre otros (Arceo y González, pág. 11). Por tanto, un mayor nivel de retenciones sobre la soja busca reducir su rentabilidad en relación con otros cultivos incluidos en la canasta alimenticia, para promover una mayor oferta en el mercado interno. En rigor a través de esta política se persigue primariamente un objetivo de más largo alcance: favorecer la soberanía alimentaria nacional, es decir, la provisión de una canasta alimenticia accesible a la población.
6. ¿Son las retenciones redistributivas? La respuesta a esta pregunta tiene dos facetas. En un caso, la respuesta es decididamente positiva: en la medida en que abaratan los productos sujetos a retenciones -y sus derivados- en el mercado local este instrumento sirve para mantener el poder adquisitivo del salario y mejorar la distribución. Pero ésta es solamente una parte de la cuestión; la otra exige evaluar el destino de esos recursos, que hoy aportan alrededor del 15% del presupuesto nacional. ¿Para qué se usan? (...) Luego de años de estancamiento, la inversión pública creció más de tres veces (en proporción al PBI) desde el momento de la devaluación, duplicando los registros de los años ’90 (12). No es un aumento suficiente, especialmente en un país con un enorme atraso en materia de infraestructura y vivienda social, pero la reversión de la tendencia es al menos auspiciosa. Son una de las fuentes destinadas a sostener la paridad depreciada de la moneda local (el dólar caro). Se trata de un destino progresivo, en tanto y en cuanto el nivel "competitivo" del tipo de cambio posee un marcado sesgo productivo y a favor de la creación de empleo. En pocas palabras se trata de un escenario redistributivo con luces y sombras, donde resta mucho por hacer.
7. ¿Alcanza con las retenciones? El conflicto reciente condensó, de manera vertiginosa, la disputa por el excendente económico en la Argentina actual. Se trata de una disputa propia de una economía en expansión, con crecientes problemas de inflación. (...) Felizmente, una de las herencias más relevantes del conflicto agropecuario fue la presión ejercida para la elaboración de una política agropecuaria nacional que, preferentemente, sea de largo alcance e incorpora las muchas heterogeneidades existentes en el sector. Resulta irónico que este pedido contradiga el discurso sostenido por las entidades agropecuarias -especialmente las más influyentes-, que abogan por un Estado mínimo, que no interfiera con el "libre" desarrollo del sector. (...) La necesidad de un plan de desarrollo involucra a la totalidad de la economía argentina.
1. ¿Son las retenciones un invento argentino? En ausencia de firmas estatales que exploten de manera directa los recursos, las retenciones a las exportaciones de productos de base primaria son una forma alternativa de captar socialmente las rentas procedentes del suelo y el subsuelo nacional. Se trata de un instrumento admitido por la Organización Mundial del Comercio (OMC) y utilizado por un tercio de sus naciones miembro (3).Casi 50 economías en el mundo aplican impuestos específicos a las exportaciones de arroz, café, carbón, aceites, bananas, avellanas, maderas y diamantes en bruto, entre otros. Algunos ejemplos destacados son Turquía, India, Malasia, Indonesia, Tailandia,Sudáfrica, Costa Rica y Colombia.
2. ¿Son "legítimos" los derechos de exportación? La diferencia entre la ganancia normal que se obtiene al producir en tierras de peor calidad y la sobreganancia que aparece en las tierras más fértiles es lo que la economía política denomina "renta diferencial de la tierra". Es, en todo, equivalente a la renta de un monopolio.Las retenciones no gravan por lo tanto -que tienden a su nivel medio o normal- sino la renta de la tierra basada en las extraordinarias condiciones agroecológicas del suelo argentino. Por ello, no son sustituibles ni equiparables al impuesto a las ganancias, ni menos aun confiscatorias: el Estado no puede quitarle al productor aquello que le pertenece.
3. ¿Atentan las retenciones contra la rentabilidad? El margen bruto por hectárea -es decir, los ingresos menos los costos- de los principales cultivos no sólo no ha disminuido, sino que hoy es un 38% superior al margen de la campaña 2006/2007 y un 88% superior al período 2005/2006, aun bajo la aplicación de las retenciones móviles (ver cuadro Nº 1). La comparación con el margen promedio de la actividad en la década de 1990 es todavía más favorable: con la aplicación de retenciones a la rentabilidad actual es un 138% superior a la vigente entre 1991/2001.
4. ¿Son las retenciones antiinflacionarias? Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el precio mundial de los alimentos se ha encarecido en un 45% en los últimos nueve meses, y en diciembre pasado se registró el alza mensual de precios más alta en 20 años. (...) Las retenciones se interponen entre elprecio mundial y el precio interno, reduciendo este último aun frente a aumentos del primero. En otros términos, los derechos de exportación favorecen el desacople de los precios internos y los mundiales. Las retenciones móviles refuerzan esta desvinculación, ya que establecen un techo a los precios cobrados por los exportadores, al aumentar el nivel de la alícuota a medida que crecen los precios internacionales.
5. ¿Cómo ayudan las retenciones a la diversificación agropecuaria? En el caso de la carne, la opción por la agricultura suele implicar la liquidación de stocks y, consecuentemente, una menos producción ganadera en el mediano plazo, con su consiguiente efecto sobre los precios locales. Al interior de la producción agrícola la ecuación es similar: la mayor rentabilidad relativa de la soja ha desplazado territorialmente la producción de otros cultivos y, además, se ha reflejado en una mayor tasa de expansión vis-a-vis del trigo y del maíz, entre otros (Arceo y González, pág. 11). Por tanto, un mayor nivel de retenciones sobre la soja busca reducir su rentabilidad en relación con otros cultivos incluidos en la canasta alimenticia, para promover una mayor oferta en el mercado interno. En rigor a través de esta política se persigue primariamente un objetivo de más largo alcance: favorecer la soberanía alimentaria nacional, es decir, la provisión de una canasta alimenticia accesible a la población.
6. ¿Son las retenciones redistributivas? La respuesta a esta pregunta tiene dos facetas. En un caso, la respuesta es decididamente positiva: en la medida en que abaratan los productos sujetos a retenciones -y sus derivados- en el mercado local este instrumento sirve para mantener el poder adquisitivo del salario y mejorar la distribución. Pero ésta es solamente una parte de la cuestión; la otra exige evaluar el destino de esos recursos, que hoy aportan alrededor del 15% del presupuesto nacional. ¿Para qué se usan? (...) Luego de años de estancamiento, la inversión pública creció más de tres veces (en proporción al PBI) desde el momento de la devaluación, duplicando los registros de los años ’90 (12). No es un aumento suficiente, especialmente en un país con un enorme atraso en materia de infraestructura y vivienda social, pero la reversión de la tendencia es al menos auspiciosa. Son una de las fuentes destinadas a sostener la paridad depreciada de la moneda local (el dólar caro). Se trata de un destino progresivo, en tanto y en cuanto el nivel "competitivo" del tipo de cambio posee un marcado sesgo productivo y a favor de la creación de empleo. En pocas palabras se trata de un escenario redistributivo con luces y sombras, donde resta mucho por hacer.
7. ¿Alcanza con las retenciones? El conflicto reciente condensó, de manera vertiginosa, la disputa por el excendente económico en la Argentina actual. Se trata de una disputa propia de una economía en expansión, con crecientes problemas de inflación. (...) Felizmente, una de las herencias más relevantes del conflicto agropecuario fue la presión ejercida para la elaboración de una política agropecuaria nacional que, preferentemente, sea de largo alcance e incorpora las muchas heterogeneidades existentes en el sector. Resulta irónico que este pedido contradiga el discurso sostenido por las entidades agropecuarias -especialmente las más influyentes-, que abogan por un Estado mínimo, que no interfiera con el "libre" desarrollo del sector. (...) La necesidad de un plan de desarrollo involucra a la totalidad de la economía argentina.
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