20 jul 2008

El golpe en etapa de maduración - Por Ruben Dri*

Hay un sagrado temor a decir las cosas por su nombre. No se puede decir “corporaciones agrarias”, sino “campo”, que es la palabra correcta. No se puede decir que quienes han desabastecido al país y han empleado la violencia contra todos los opositores atentan contra la democracia, porque el “campo” es democrático; no se puede decir que llevan un proceso golpista que ya se encuentra en su última fase, porque ello sería ser llevado de las narices por un presidente chantajista.
Bueno, hay que ser claro. El sometimiento del Estado a las corporaciones, que eso y no otra cosa es el golpe, está en su última fase. Por supuesto que quienes han votado con la Sociedad Rural, eso no sólo no lo pueden ver, sino que no existe ni nunca existió. Han simulado que se debatía nada más que las retenciones, proponiendo retenciones segmentadas, cuando desde hace mucho ése no era, ni es, ni nunca fue el problema, sino que siempre fue y sigue siendo eminentemente político.
El núcleo del problema siempre fue si el Estado ha de regir la política nacional y, en consecuencia, ha de intervenir en el mercado, o si son las grandes corporaciones las que han de ser rectoras sin límites. En una palabra, si se vuelve al más agresivo neoliberalismo o si éste será por lo menos atemperado mediante intervenciones del Estado.
Esta denominada “nueva derecha”, que es la de siempre, la que lideró todos los golpes de Estado, pero con métodos nuevos, es por esencia golpista o, para decirlo con palabras que no hieran tanto los castos oídos de tantos ciudadanos democráticos, siempre fue, es y será alérgica a todo lo que sea respeto por las instituciones democráticas.
En ese sentido se comete un error cuando se la piensa en términos electorales y se teme, por ejemplo, que arrasen en las próximas elecciones legislativas. Se ignora, o se pretende ignorar, que a esa derecha, la de la Sociedad Rural y demás corporaciones denominadas eufemísticamente “el campo”, no les preocupan las elecciones. Por otra parte, los candidatos que podrían tener son realmente impresentables.
No les interesan las elecciones, porque no es allí donde se disputa el poder. Ellas lo disputan en serio y saben cómo ejercerlo y lo están haciendo a la vista de todos. Si hay que cortar rutas, las cortan; si hay que desabastecer, lo hacen; si hay que agredir a quienes ven como contrarios lo hacen. Tienen todos los grandes medios de comunicación a su disposición. Nunca les va a faltar un Joaquín Morales Solá o un Mariano Grondona.
No tienen que esforzarse en organizar un partido político. Cuando necesiten intervenir en el Poder Legislativo nunca les faltarán candidatos dispuestos a seguir sus instrucciones. Siempre habrá un Cobos esperando las órdenes necesarias.
* Filósofo, profesor consulto de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).

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